En los 80 el pantalón de campana tan «chic» en los 60 nos hororizaba, nos parecía lo más hortero del mundo. Pocos años después en la década de los 90 no eras nadie si no tenías en tu armario el mencionada pantalón acampanado. ¿Cómo puede cambiar nuestra percepción de la belleza de una misma prenda, de forma tan radical y en tan poco tiempo?
La repetición de las imágenes, la manipulación de las fotografías, las modelos profesionales, las estudiadas «poses», son algunas de las fórmulas por las que percibimos como guapa a una persona por sus gafas, por su ropa o por sus complementos. Esto puede llamarse manipulación y todos somos en distintas medidas víctimas y beneficiarios de esta situación.
En la revista Gansos Salvajes nos encontramos en una búsqueda de la belleza natural y aquí os presento uno de nuestros descubrimientos. La fotógrafa Gracie Hagen ha creado un libro a partir de su proyecto «Ilsions of the body». fotografía el mismo cuerpo desnudo en dos posturas diferentes y vosotras mismas podéis ver el cambio. La conclusión es que la experesión y la postura, son mucho más poderosas que las facciones o la ropa a la hora medir el atractivo personal.