TEXTO: Laura Martínez Hortal
Incluido en la Agenda de la Mujer (perpetua) –Agenda-mujer
<<«Las mujeres queremos belleza. En todas las culturas. Entre las más pobres de las pobres, las mujeres nos adornamos. Con lo que sea, con una pluma de gallo, con una conchita, con un tatuaje, adornamos nuestras casas. Queremos belleza en nosotras y en el mundo, en la naturaleza, para nuestras vidas, para nuestros hijos.» Isabel Allende
En el mundo occidental se ha creado una gran industria detrás de este aspecto de la naturaleza femenina. Aprovechando nuestro interés por la belleza y la moda, las llamadas revistas, películas y series para mujeres introducen montones de ideas sobre cómo debemos ser y comportarnos.
Los contenidos de los medios de comunicación están dando forma al mundo en el que vivimos. Todo lo que vemos lo entendemos de forma consciente pero también tiene una lectura simbólica para nuestro inconsciente. El inconsciente rige nuestras vidas y no distingue entre lo que vemos de forma virtual y lo que vivimos realmente. La realidad del funcionamiento de los medios es que dependen de los anunciantes. Por ello, todo el contenido no publicitario está creado para, como mínimo, no contradecir el mensaje de los anunciantes y de las instituciones financieras con quienes están en deuda.
La imagen de la mujer como objeto sexual está tan extendida en los medios masivos que muchas, especialmente en la etapa adolescente, lo hemos creído. Se nos repite que lo más importante es nuestro aspecto, que nuestra valía depende de ello. La mujer en la pantalla suele ser un personaje plano: la tonta, la ejecutiva sin corazón, la dulce o la disponible sexualmente. Generalmente, los personajes no tienen muchas dimensiones ni complejidades internas; muchas veces se reducen a mero decorado que adorna un personaje central masculino. Nos identificamos con los personajes e interiorizamos la idea de que somos sólo cuerpo y que tenemos la obligación de gustar, que existimos para los demás. Creemos la idea de que nuestro poder reside sólo en nuestro atractivo sexual. Por eso, en la vejez dejamos de tener valor, ya no encajamos en el puzzle de los estereotipos de cuerpos deseables sexualmente. Nadie nos ha dicho que somos sujetos con derecho a desear y sentir placer para nosotras mismas y no objetos creados para el placer de otro.
Desde los medios se fomenta el odio hacia nosotras mismas y la rivalidad. Se nos presentan y repiten arquetipos como el de la bruja, vieja y capaz de las fechorías más atroces, y, por supuesto, huimos de parecernos a ellas. Luchamos contra la vejez con los potingues o dietas que ellos mismos proponen y contra nuestra maldad siguiendo una idea de bondad que no es más que complacencia y servidumbre. Nos desvitalizamos en la lucha por parecernos a un modelo de mujer inexistente. Aceptarnos tal y como somos para poder decidir con libertad nuestra imagen y definir nuestro propio estilo, ser nosotras con nuestra belleza única y expresar nuestra creatividad fuera de las tendencias impuestas, es el camino que yo propongo. Debemos desintoxicarnos de los medios de comunicación masiva, que tampoco tratan bien a los hombres y siembran una desconfianza entre géneros que no beneficia a nadie.
Se nos imponen modelos a seguir totalmente imposibles, no sólo porque han sido maquilladas, peinadas, vestidas y fotografiadas por profesionales, sino porque las imágenes son retocadas con Photoshop. Transmiten el mensaje de que somos imperfectas y necesitamos esforzarnos para ser aceptables. Desde esta total falta de amor por nosotras mismas es muy sencillo manipularnos, somos capaces de seguir los dictados de una industria cruel a costa de invertir grandes cantidades de tiempo, dinero, esfuerzo y energía que podríamos emplear en crear un mundo mejor o una vida feliz y llena de sentido para nosotras.
Desde que me hice consciente de que la industria de la belleza y la moda está asociadas a uno de los mayores fosos de falta de dignidad femenina, he estado en contradicción con mi gusto por la moda. Ahora he decidido dejar de estar enfadada y transformar esa fuerza en creación. Tengo en marcha mi nuevo proyecto para contrarrestar los efectos de los mass media en las mujeres y saciar mi necesidad de belleza en el cuerpo de las mujeres.>>
Laura Martínez Hortal
«Agenda de la Mujer (perpetua)», 2013
Escribí este texto hace ya varios años y hoy Gansos Salvajes es una realidad que ha nacido gracias a una reconciliación, gracias a que encajaron algunas piezas en mi puzzle interior entre razón y emoción. Por todo esto, nuestra vocación es integradora e inclusiva: belleza-inteligencia-conciencia-emoción. Otra de las piezas claves fue el encuentro con la Moda Sostenible que llegó a pacificarme con el mundo de la moda y mi propio gusto por la misma.
Y tú? En qué momento estás? Peleada? Reconciliada? No has tenido este tipo de conflictos?
Me encantaría que me dejaras tu comentario.
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