Resulta evidente que los seres humanos estamos muy conectados a los ciclos del planeta. Pero por algún motivo se ve con mayor claridad observando los ciclos de la mujer. No es casualidad que nuestro ciclo menstrual dure 28 días, exactamente igual al tiempo que tarda la luna en dar una vuelta a la tierra. Tampoco que nuestro ciclo menstrual se divida en cuatro fases, al igual que la luna y de forma idéntica a las cuatro estaciones del año. Los embarazos también tienen una correspondencia clara aunque misteriosa con la luna.

Y  no es extraño, la luna tiene una gran influencia en las mareas, el agua del planeta asciende y desciende regida por la luna y nuestros ciclos gestacionales y menstruales conllevan movimiento de líquidos, en definitiva el agua de nuestro cuerpo.

Hoy día es muy común escuchar a las mujeres quejarse de la regla. Nos resulta molesta, desagradable o dolorosa, en definitiva parece una clara desventaja. La pregunta que yo lanzo es: ¿Y si en lugar de que nuestros ciclos nos molesten es nuestro estilo de vida el que no permite que hagan bien su trabajo? ¿Y si en lugar de ser una desventaja hubiera una forma de convertirlo en un apoyo para mejorar nuestra vida? ¿Quizá no los hemos sabido entender? ¿Quizá hemos pasado por alto un enfoque distinto?

Ya somos muchas las mujeres que nos hemos dado cuenta que vivir en sintonía con nuestro cuerpo y con la naturaleza es fundamental para vivir en paz. Somos cada vez más las que nos hemos reconciliado con nuestra sangre menstrual y la hemos usado para querernos más y entendernos mejor.

Al igual que la luna se va transformando en cada fase y los años ruedan entorno a ciclos estacionales marcados por la climatología, las mujeres en edad de menstruar también respondemos a patrones cíclicos. Nosotras también nacemos, crecemos, damos fruto y morimos cada 28 días aproximadamente.

¿Te imaginas cómo era la vida antes de conocer las características de cada una de las estaciones del año y antes de aprender a aprovechar sus potencialidades? Inviernos de frío y hambre por no habernos preparando en otoño.

Pues así, sumida en esa inconsciencia vive la mujer moderna. Planificando nuestra agenda como si siempre fuésemos las mismas, exigiéndonos estar siempre igual sin contar con que la cantidad y calidad de nuestra energía varía dependiendo de nuestros niveles hormonales. El desconocimiento de las variaciones que experimentamos a nivel físico, mental y emocional es una fuente de frustraciones y culpa, además de un despilfarro de energía. No se puede sembrar en el mes de diciembre y pretender cosechar en enero. Supone un gran desgaste y perdida de tiempo. Por esto recomiendo llevar un registro diario durante algún tiempo para conocer las peculiaridades de cada fase. Aquí tienes una herramienta para ello.

Saber que somos cíclicas nos ayuda a mejorar nuestras relaciones y evita que nos llenemos de rabia y frustración. Tener este conocimiento y comenzar a usarlo en pos de facilitar y organizar nuestra vida cotidiana es una gran ventaja. Nos permite vivir con conciencia de quienes somos, conociendo nuestras fortalezas y limitaciones en cada momento. En definitiva conocernos como mujeres cíclicas nos permite aceptarnos, confiar en nosotras mismas y amarnos tal como somos.

Cada ciclo completo dura alrededor de 28 días y se divide en cuatro fases, las cuales no son estancas sino que las transiciones entre ellas ocurren progresivamente. Voy a explicar las características psicológicas de cada fase de forma genérica. Es importante tener en cuenta que cada mujer y cada ciclo es diferente así que es normal no encajar siempre al 100%. Nuestros ciclos hormonales son sensibles a múltiples factores como el descanso, el estrés, el clima, nuestro momento vital…Así que esto es una guía pero es responsabilidad de cada una observar sus cambios para conocerse.

FASE MENSTRUAL : REFLEXIVA – BRUJA – INVIERNO

Con el sangrado limpiamos nuestro cuerpo y también los residuos de las experiencias acumuladas durante el mes, a veces va acompañado de dolor, lo que es un indicativo de que algo no nos sienta bien. El sangrado no debe ser doloroso. Nos sentimos con menos energía, nuestro foco de atención se dirige al interior. Conectamos con nuestra sabiduría, con nuestra guía interna, a veces los sueños traen mensajes trascendentes para nuestra vida, podemos tener visiones, conocer nuestro inconsciente y darle luz.

FASE PRE-OVULATORIA : DINÁMICA – LA VIRGEN – PRIMAVERA

En esta fase nos sentimos renovadas y con energía para comenzar a materializar ideas (a veces las inspiradas durante la menstruación), nos sentimos con fuerza, repletas de proyectos, nuevas ideas, ilusiones, alegría, agilidad mental y energía a raudales. Nuestro cuerpo quiere actividad, nos apetece hacer deporte, necesitamos dormir menos, nuestra mente está clara para tareas de concentración y organización.

FASE OVULATORIA: EXPRESIVA – LA MADRE – VERANO

Cuando ovulamos nuestra energía se torna maternal, y nos enfocamos en la reproducción. Estamos guapas, seductoras, comunicativas, somos más deseables y nuestro deseo sexual también aumenta. Tenemos facilidad para relacionarnos y expresarnos. Nos enfocamos en los demás, en cuidarlos, protegerlos, complacerlos, nutrirlos. En estos días tenemos más paciencia, nuestras emociones están más calmadas y nos sentimos más sociales y energéticas.

FASE PREMENSTRUAL: CREATIVA – LA HECHICERA – OTOÑO

Este es un periodo de reflexión y evaluación. La mirada se vuelve hacia el interior poniendo el foco en lo que no funciona en nuestra vida. Nos despedirnos del ciclo observando nuestros errores. Muchas de nosotras sentimos rabia o depresión, al ver lo que no nos gusta y sentirnos sin energía para cambiarlo. A este fuerte deseo de cambio manifestado a través de nuestras emociones se le llama síndrome premenstrual (la medicina cataloga de patología a muchos de los procesos naturales femeninos). Nuestro cuerpo se va hinchando y reteniendo líquidos.

Te invito a observarte y observar tu cuerpo a partir de ahora. Y si te apetece cuéntame en los comentarios tu opinión sobre el tema. ¿Notas cambios en las distintas fases?

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Texto: Laura Martínez Hortal
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