Texto: Charo Rojas Guerrero
Ilustración: Olivia Domínguez Castro
“Operación bikini”, “recupera tu figura después de las vacaciones”, “pierde 3 kilos en una semana” y un sin fin de titulares como éstos pueden leerse en revistas y en internet. En pocas ocasiones se nos habla de amarnos y aceptarnos. Menos aún se habla de mirar adentro para buscar la causa, si es que esos kilos de más son un verdadero problema para nuestra vida.
El hecho es que muchas mujeres desean adelgazar porque vivimos en una sociedad que invisibiliza y rechaza a las personas gordas. Aprendemos a sentirnos inadecuadas antes de cuestionar el canon o de hacer algo para cambiarlo.
También hay mujeres que quieren ganar peso, o ser más altas… ¿por qué se vuelve difícil estar feliz con el cuerpo que tenemos, quererlo y aceptarlo tal cual es? la cuestión es que pocas mujeres están felices con su cuerpo, se quieren como son. Hacer dietas milagrosas, además de ser nefasto para nuestra salud no funciona.
Charo Rojas, experta en sobrepeso nos habla de cómo trabaja desde dentro, desde conocer las causas, porque el cuerpo siempre busca el equilibrio y nunca hace nada de más, ni de menos.
Nunca he sido obesa aunque siempre he sido “gordita”, “hermosa”, “de buen año”, “grandona”… y, hasta hace sólo unos años, odiaba mi cuerpo. Me sentía atrapada en “una cárcel pesada de la que no podía escapar”. Y me hacía daño, mucho daño… con palabras desagradables sobre mí, con pensamientos destructivos, dietas nada saludables, ayunos, productos adelgazantes… La imagen de mujer que yo tenía dentro de mí no se correspondía con la imagen que me devolvía el espejo cada día. ¡Yo quería estar delgada, ser fina, ligera…! como las mujeres preciosas de las revistas y las películas.
Ahora, que me dedico como terapeuta a ayudar a personas con sobrepeso (mujeres principalmente), escucho a diario casi las mismas palabras que yo me decía, casi esos mismos sentimientos que yo sentía, las mismas frustraciones, la misma desesperanza, el mismo dolor… Y siento tristeza por toda esta lucha que libramos las mujeres cada día en silencio, esta lucha generada desde fuera, una lucha que no debería existir, porque ya somos adecuadas tal y como somos. Siento tristeza cuando veo cómo desprecian su cuerpo, el asco que sienten, cómo dejan de mirarse al espejo durante años, cómo se arrancarían los “michelines” si pudieran… Todavía me sigo sorprendiendo de cuánto sufrimiento hay escondido debajo de esos cuerpos.
A través de mi trabajo con Constelaciones Familiares, he visto qué hay en el cuerpo, en la grasa, en la compulsión por comer, en la adicción a determinados alimentos.
Primero trabajé sobre mí misma y me sorprendí mucho con lo que fui comprendiendo sobre el funcionamiento de mi cuerpo y mi sobrepeso. Aunque los motivos que hacen engordar son diferentes para cada persona, el funcionamiento es prácticamente el mismo.
Que el sobrepeso y los trastornos de alimentación tienen causas principalmente emocionales creo que ya está aceptado por la mayoría de profesionales dedicados a estos temas. Desde la mirada de las Constelaciones Familiares, el sobrepeso y la obesidad cumplen una función protectora y de apoyo en la persona.
Éstas son algunas causas de sobrepeso y obesidad que he visto en mi trabajo con las Constelaciones Familiares, aunque hay muchas más:
– Conflictos no resueltos con los padres
Por ejemplo, un tema que veo muy frecuentemente en mujeres con sobrepeso y bulimia es que tienen madres absorbentes y que ellas se ven incapaces de hacer su vida lejos de ese control materno y la culpabilidad que les supone ponerles límites.
– Abusos sexuales
Recuerdo a una mujer que, durante la terapia, se dio cuenta de que empezó a engordar después de un abuso que sufrió de niña porque así se aseguraba que ningún hombre volviera a fijarse en ella y volviera a ocurrirle.
– Fidelidad a otras personas de nuestra familia con sobrepeso
Los lazos que nos unen a las personas de nuestro sistema familiar son muy profundos y, muchas veces, de forma inconsciente, hacemos las cosas como ellos para seguir perteneciendo al sistema o para ayudar a esas personas a llevar su carga.
– Algo ocurrido en el sistema familiar que causó dolor y no se ha superado
Por ejemplo, si murió algún hermano pequeño y los padres se quedaron sumidos en el dolor, el sobrepeso puede estar dando lugar a ese dolor y protegiendo a su vez a la persona. Estos temas se comprenden mejor cuando se ha asistido a algún taller de Constelaciones Familiares o se sabe cómo funcionan (en mi web encontrarás más información).
– Conflictos que hubo entre los padres
Por ejemplo, en padres separados o que no se llevaban bien y los hijos estaban en medio, sufriendo las consecuencias, estos niños fueron engordando para protegerse de todo ese malestar.
Nuestro cuerpo reacciona ante lo que nos sucede expresándolo en forma de bloqueos, síntomas como puede ser el sobrepeso, dolores o corazas musculares… es su forma de ayudarnos a sobrevivir, que es su función principal.
Mi trabajo consiste en que la persona se dé cuenta de qué hay detrás de su sobrepeso y su forma de alimentarse y que empiece a sanar las heridas profundas, desde la aceptación de lo que pasó y dejando atrás lo que ya no le sirve para tener una buena vida.
3 propuestas para empezar a cuidarse
Tanto si tienes sobrepeso como si no, incorporar estos ejercicios a nuestra vida cotidiana puede ser muy beneficioso para aprender a aceptarte tal cual eres.
– Decide dejar de hacerte daño
Yo les doy a mis clientas un papel con un compromiso con ellas mismas para que lo firmen cuando estén preparadas y no se culpen si no lo están.
Me he dado cuenta de que hay un momento en la vida en que tenemos que decidir decir ¡basta!, basta de hacerme daño y luchar por ser quien no soy, y empezar a utilizar toda esa energía que hemos empleado en ir en nuestra contra, para ir a nuestro favor haciendo todo aquello que nos haga felices y nos proporcione bienestar.
Así que, si estás preparada, firma el compromiso. Y, si te descubres haciendo “lo de siempre”, sólo date cuenta y pídele perdón a tu cuerpo y a ti misma, sin culpa, sólo desde las ganas de empezar a hacer las cosas de forma diferente.
A mí me sienta muy bien decirme a mí misma y a mi cuerpo la frase del Ho’oponopono: “Perdóname, lo siento, te amo, gracias” ¡prueba a ver si a ti te va bien!
– Dialoga con tu cuerpo
Sí, con ese que te hace permanecer en la vida incluso aunque lo maltrates (sonrisa).
Explícale qué te pasa con él, desde la honestidad contigo misma. Por ejemplo, yo empecé a hablar con él explicándole cómo me sentía: “No me gustas, me gustaría que estuvieras delgado, todavía no puedo aceptarte como eres pero quiero hacerlo y estoy en ello. Gracias por mantenerme viva y sana aunque te haya hecho tanto daño”…
Habla con él cada día y observa si puedes empezar a sentir al menos compasión por él, sabiendo, como te he explicado antes, que él sólo ha reaccionado ante tus emociones de la forma más cuidadora hacia ti desde su forma biológica de protegerte. ¡No es tu enemigo! más bien al contrario.
– Toca tu cuerpo
Mírate al espejo, sí, esa eres tú y todo eso que ves es fruto de lo que has vivido y de cómo lo has vivido, porque no sabías hacer las cosas más que como las has hecho, y han sido adecuadas tal y como han sido. Así que toca ese “diario vital” que es tu cuerpo, reconócelo, no lo excluyas, no querer aceptar es lo que más daño nos hace. Date placer a través de él de la forma en que tú quieras: ponte cremas que huelan bien, date masajes, date placer sexual, siéntelo, baila…
Nuestro cuerpo es lo que tenemos para sentir todo lo que hay en la vida, aprovéchalo y agradece todas las posibilidades sensuales que te ofrece.
El otro día pregunté a las mujeres del grupo terapéutico que conduzco ¿Qué harías si te quedaras como estás el resto de tu vida?
Ellas primero se enfadaron mucho, mucho… no querían quedarse con esos cuerpos “imperfectos” pero cuando volvieron a la sesión siguiente la mayoría decidieron que querían DISFRUTAR DE LA VIDA.
Y ahora te pregunto a ti: ¿Qué harías?
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