El feminismo y el consumismo salvaje tienen la misma solución. Hoy vengo con un tema poco sexy y con una pregunta, ¿Qué estas dispuesta a soltar? Este artículo se publicó en parte en el número especial moda sostenible primavera/verano 2019 (puedes verlo y leerlo aquí)
El feminismo trata de restaurar un equilibrio que perdimos. El ecologismo pretende lo mismo. Para que las estructuras sociales y las relaciones humanas se sostengan y se restaure el equilibrio entre géneros necesitamos comunicación y soltar los privilegios que ha generado este desorden. Igual ocurre con el ecologismo, para que la vida humana en el planeta pueda continuar ha de ser sostenible y la sostenibilidad pasa por soltar el privilegio de no ser capaces de sostener el vacío y llenarlo con compras inútiles. Vivimos en un mundo abundante pero eso no significa que tengamos derecho a derrochar recursos comunes. La abundancia no es tener ropa nueva cada semana, ni doscientos pares de zapatos, o ropa guardada que nunca usas ni usarás. Eso está más cerca de la adicción que de la abundancia. Hay una abundancia que tienes más valor, por ejemplo la biodiversidad de especies y plantas, esta mantiene el clima, genera alimento y contiene la cura a enfermedades que aún no conocemos. Así que la solución de la que hablo pasa por la humildad de soltar poco a poco el privilegio de tener todo cuanto quieras cuando lo quieras.
Privilegio no es abundancia y de esto no se habla. ¿Y tú estás dispuesta a dejar ir algunos privilegios? .
La función de la moda es hacernos sentir bien y, por ello, es maravilloso que exista! Ahora bien, si tenemos en cuenta que es la segunda industria más contaminante del planeta quizá deberíamos plantearnos abordarla desde otra perspectiva. Muchas estamos construyendo ya un nuevo paradigma, una forma nueva de relacionarnos con la ropa y con el estilo. Sabemos que es posible pero implica un cambio personal ¿Estás dispuesta?
Yo estoy dispuesta a usar la ropa para expresarme y divertirme. El estilo es una forma de creatividad que puede disfrutarse en lugar de sufrirse. Vestirse motivada por la creencia de que te falta algo, de que no vales bastante, de que no eres suficiente y tienes que demostrar tu valor es más aburrido, doloroso y te lleva a no acertar con tus decisiones de compra. Yo estoy dispuesta a aplacar mi impulso de compra, a detenerme, respirar y mirar las etiquetas que dicen dónde se ha fabricado y con qué tejidos. Yo miro las marcas con lupa.
Yo estoy dispuesta a no regalar ropa de mala calidad por compromiso, por quedar bien, porque es barata o porque es lo que toca.
Yo estoy dispuesta a repetir modelo en distintos eventos sociales.
Yo estoy dispuesta a seguir informándome sobre sostenibilidad y conociendo marcas que crean sus prendas desde el respeto al planeta y la ética laboral. También a cuestionar la información que recibo.
Yo estoy dispuesta a sentir las prendas, a poner conciencia en las sensaciones que tengo cuando uso una prenda de calidad y hecha desde el respeto. Estoy dispuesta a recordar esas sensaciones cada vez que tengo el impulso de comprar ropa que no necesito ni voy a aprovechar bien.
Yo estoy dispuesta a perdonarme una y mil veces por caer en viejos hábitos, por no ser la consumidora perfecta, por no actuar siempre con la coherencia que me gustaría. Recuerda que en un mundo incoherente como el nuestro la coherencia total es prácticamente una utopía.
Yo estoy dispuesta a quitarme prejuicios sobre la ropa de segunda mano. ¿Sabías que la ropa nueva también pasa por muchas manos, por almacenes y lugares que no son tan asépticos como parecen las tiendas?Recuerda que no hay prenda más sostenible que la que ya existe.
Yo estoy dispuesta a dejar de criticar mi cuerpo, a aprender a quererme y aceptarme. El cuerpo es un proceso, siempre está cambiando. Asumir esta realidad puede evitar mucha autorecriminación y mucho consumo extra. El malestar es una de las causas de las compras innecesarias.
Yo estoy dispuesta a estar más en contacto conmigo misma. Ese es el primer paso para desarrollar un estilo propio. No voy a dejarme llevar por las modas pasajeras. Concederte tiempo para escucharte y para cuidarte puede tener más impacto del que te imaginas en la sostenibilidad. Recuerda que la insatisfacción es el motor de las compras compulsivas.
Yo estoy dispuesta a valorar los gestos sostenibles por encima del valor social que se atribuye a estrenar y estar a la moda.
Yo estoy dispuesta a cuidar la ropa que ya tengo y tratar de alargar su vida útil por todos mis medios.
Yo estoy dispuesta a dejar que las compras sean mi fuente de ocio principal. El ocio no tiene que ir asociado al consumo. Encuentra formas de ocio creativas!
Yo estoy dispuesta a sacar el tema de la sostenibilidad con alegría y orgullo. Ten por seguro que esto se contagia! Sin juzgar, ni criticar, ni pretender cambiar a los otros. Cada uno tiene su proceso pero por ello no tienes que esconder ni negar el tuyo.
Yo estoy dispuesta a ser paciente e implementar nuevos hábitos de consumo sin prisa y sin pausa, a vivirlo como un proceso de autoconocimiento y a mirar con curiosidad las creencias y frenos que aparecen.
Estoy dispuesta a reírme de las limitaciones absurdas que en algún momento entraron en mi cabeza y que me hacen dar importancia a lo que no la tiene y a obviar lo verdaderamente importante: la salud, la justicia social y el cuidado de esta casa que compartimos y que se llama Tierra.
Y si quieres vestir con ropa que no dañe tu salud, la del planeta, ni la de las personas que la fabrican y no sabes por dónde empezar, en nuestro CURSO GRATUITO te enseñamos todo lo que sabemos para que lo consigas sin perder tu estilo, ni mucho tiempo con el ensayo error. Apúntate y obtén acceso inmediato >>
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