Las mujeres somos el 51 % de la humanidad, hacemos dos tercios del trabajo del mundo y poseemos menos del 1 % de los recursos. Por eso hoy comparto este artículo que se publicó en el número 5 de Gansos Salvajes Magazine y el siguiente video con información diferente y complementaria al artículo.
Universo abundante
Parto de la creencia de que vivimos en un planeta rico y abundante en recursos, que los humanos somos ricos en inteligencia y habilidades, que la naturaleza es abundante. En ella siempre hay superávit (solo hay que observar un pimiento, dentro de él hay una infinidad de semillas y cada una de esas semillas tiene el potencial de ser una nueva planta que va ha producir un montón de pimientos cada uno con infinidad de semillas). También podemos tratar de mirar al cielo y ver la infinidad de estrellas, planetas y galaxias, o a nosotras mismas, que tenemos más óvulos en nuestro cuerpo que hijos podríamos criar. Todo es abundante, incluso la miseria se encuentra junta y en abundancia. A mi entender, en la naturaleza no existe la carencia, todo lo que en ella se encuentra está en abundancia. Lo único que tenemos que hacer es sintonizar con ella, entender sus ritmos y organizar los recursos que nos brinda, contando con que no somos los únicos habitantes del planeta.
Dinero o riqueza
Existe una gran diferencia entre dinero y riqueza. Crear algo que puede seguir aportando valor a las personas lejos de ti, y que no pierde su valor intrínseco aunque ya no estés aportando tu tiempo, es riqueza. El dinero es consecuencia de la creación de riqueza. Construir una casa, un mueble, una pieza de ropa o escribir un libro, son algunos ejemplos de ello. Crear riqueza para dar servicio a los demás te hace sentir que tienes y puedes compartir aquello que tienes, enriquece el mundo.
Una vez escuché que la abundancia en tu vida es directamente proporcional a las personas que están agradecidas de que tú existas.
Supervivencia
Todo lo relacionado con la supervivencia es competencia de la energía del primer chakra. La forma de funcionar con esa energía tiene mucho que ver con lo primigenio, con los instintos primarios. La primera relación que establecemos es la relación con nuestra madre, la forma en que nacimos y en que fuimos cuidados en nuestra etapa primal imprime en nosotros la energía del primer chakra. El bebé está programado únicamente con instintos de supervivencia, y todo lo que le ocurre lo interpreta en términos de vida o muerte. El pecho materno es el símbolo de abundancia por antonomasia, cuanto más saca el bebé más leche produce. Si el pecho nos es negado o controlado con un reloj nuestras creencias al respecto de la abundancia serán muy distintas de si lo tenemos accesible y lo obtenemos cuando lo necesitamos o deseamos. No quisiera dañar a nadie, muchos fuimos criados con biberones o no hemos querido dar el pecho pero es un tema para tener en cuenta. A partir de estas primeras experiencias nos preparamos para vivir en un mundo hostil o generoso y ya sabemos que lo que esperas encontrar es donde pones la atención y es lo que crece ante ti. ¿No? Busca color rojo a tu alrededor. Tu atención ha hecho que lo pongas en un primer plano.
Tu propio valor
Otro aspecto importante es no confundir nuestro valor personal e intrínseco con lo que tenemos. Es una confusión típica que el sistema capitalista trata de imponer. Cuantificar todo en dinero y convertirlo en la medida de todas las cosas es lo que a llevado a esta sociedad al punto en el que se encuentra. Las mujeres, por el papel que hemos jugado en la sociedad tenemos tendencia a no valorarnos. Veo mujeres incapaces de decir no a cosas que no quieren hacer, incapaces de negociar, de subir sus tarifas o sobrecargadas de obligaciones y trabajo voluntario. Si algo he aprendido de las crisis económicas que he atravesado en mi vida es que el dinero es importante y también que no es lo más importante. Que mi dignidad no está a la venta. Que soy mucho más que lo que tengo. Que el tiempo (que es la vida) es mucho más valioso y es finito. Que hay que elegir muy bien en qué gastamos nuestro tiempo.
La relación con la abundancia tiene mucho que ver con la madurez y con el amarnos a nosotras mismas. No saber decir que no es un síntoma de que estamos basando nuestro amor propio en la mirada del otro. “Si digo que no dejarán de quererme”, es el trasfondo de este comportamiento.
Yo estoy muy a favor del trabajo voluntario, hacer todo a cambio de dinero, en la situación en la que se encuentra hoy el mundo, no nos va a llevar a mejorarlo. Pero me parece muy importante hacerlo desde la madurez, sabiendo quién somos y desde dónde hacemos lo que hacemos, conociendo los propios límites.
El poder de la decisión de compra
La forma en la que gastamos nuestro dinero también repercute en la mejora de nuestra vida. Comprar en negocios locales, productos producidos cerca de ti, comer de la cosecha de un agricultor ecológico local o de una gran superficie, elegir un coche de gasolina o híbrido, vestir una prenda hecha por personas explotadas y empresas que contaminan o ropa creada con amor y tejidos ecológicos… Son pequeñas decisiones que influyen en el mundo en el que vamos a vivir. Donde ponemos dinero ponemos energía y apoyo a uno u otro proyecto. Y si el proyecto está cerca de nosotros en ideología, en nivel de conciencia o físicamente será mucho más fácil que repercuta positivamente en nuestras vidas y vuelva a nosotros lo invertido.
Antes de comprar sería importante preguntarnos, ¿qué estoy comprando? ¿A quién? Y la más importante ¿Por qué? Muchas veces compramos basura, algo que va a terminar en la basura en un par de días a lo sumo, solo porque es barato o porque buscamos la satisfacción inmediata de la novedad.
Energía neutra Esencialmente el dinero no es ni malo ni bueno, el uso que hagamos de él sí puede serlo. Es una energía y una herramienta muy útil para el intercambio. Me imagino que al terminar un trabajo el cliente me pagará con un saco de melones, yo tendría que emplear mi tiempo en buscar clientes para esos melones, que pudieran intercambiar conmigo lo que realmente necesito: electricidad, material informático, huevos, ropa… Después tendría que transportarlos para hacer el intercambio de nuevo.
Todo eso contando con que no se pudran antes…Uf qué incomodo! Es indudable que el dinero es útil. Si crea problemas, es puramente un tema de conciencia.
En los últimos años de crisis, y con el apoyo de internet, han surgido algunas iniciativas interesantes y más efectivas para el intercambio, como las monedas sociales o monedas locales. Se trata de que cada uno ofrece sus servicios o productos, les pone un precio e intercambia por los que ofrece otra persona. Es una buena forma de obtener lo que necesitas sin dinero.
Dinero y Relaciones
En la sociedad patriarcal, en la que las relaciones que se establecen son de competencia y poder de unos sobre otros, cuanto más dinero tienes más poder tienes sobre los demás. Se establecen relaciones de compra-venta.
El problema de base es de valores, si dejásemos de dar más importancia a los bienes materiales y al dinero que a las personas el mundo cambiaría. Muchos dejarían de trabajar en algo que no les interesa, de vender y fabricar productos dañinos para el mundo, de construir insulsos adosados, cuidaríamos las relaciones con nuestros seres queridos. El dinero es la primera causa de divorcio en España, casi todos los pleitos tienen el dinero en su trasfondo. Esto da que pensar y nos devuelve al tema de la madurez, vivimos en una sociedad individualista, se nos prometió que el estado de bienestar o la empresa se haría cargo de nosotros, así que creímos que éramos independientes y que las relaciones no eran tan importantes. La crisis nos ha devuelto a la realidad: la abundancia son las relaciones. Todas las personas ricas con las que me he relacionado lo saben.
La solidaridad y la generosidad son la base de la abundancia, además de la mayor herramienta para salir de las crisis.
Gracias a la solidaridad soportan los pueblos africanos la miseria. Aquí hemos perdido la familia extendida, el amplio círculo de amigos y los lazos fuertes. Sin la unión entre personas y el apoyo mutuo se hace difícil crear algo grande para las personas que no tienen dinero para invertir.
La ley de la atracción
Sólo se puede ir de bien a mejor. No de mal a bien directamente. Cuando me sé abundante y tengo, todo lo que tengo crece. Así que es muy importante vivir enfocado en lo que tenemos y sentirnos agradecidos y prósperos por ello. Desde ese punto, por vibración, solo puede entrar en tu vida más de aquello que ya tienes (todo lo similar se atrae porque vibra en la misma frecuencia). Así que es importante cada mañana al despertarse hacer una lista mental de todo aquello que tenemos para agradecer: gracias por mi grado de salud, por mis piernas que me llevan a donde quiero, por el agua caliente que sale por la ducha, por mi familia, por mi casa, por mis muebles, por la ropa que tengo en mi armario, por todo lo que he aprendido, por las personas que leen lo que escribo, por el aire que respiro, por mi capacidad de ver, oler, sentir…. Se trata de buscar un ángulo diferente para mejorar cómo nos sentimos con la realidad que estamos viviendo para que sea una palanca que nos lleve al siguiente nivel.
Es bueno expresarse y desahogarse en determinados momentos, pero regocijarse en los problemas y estar siempre hablando de ellos no nos lleva a avanzar. Cambiar nuestro discurso y empezar a decir que estamos mejorando y que nos va bien también cambia nuestro punto de atracción.
La acción Agradecer, visualizarnos rodeados de abundancia o pensar en lo que queremos, nos ayuda a ponernos en la misma vibración de nuestros deseos y a clarificar lo que queremos. Nos trae ideas inspiradas. Pero nada vendrá a tu vida sin un compromiso con la acción. No puedo ser médico sólo con desearlo, hay estudios y prácticas que debo realizar para vivir mi sueño. En general la acción se ve bloqueada por emociones como el miedo, la pereza, la apatía, la ansiedad…emociones que curiosamente se borran cuando tomamos la decisión de ser valientes, atravesarlas y actuar. A través de la acción y la experiencia nos conocemos a nosotras mismas, algo imprescindible para tener una buena vida.
El ahorro Como poco el 10% de todos los ingresos que obtenemos sería bueno ahorrarlos. Contrariamente a lo que se cree, no es bueno ahorrar por si sucede un imprevisto, mejor ahorrar para invertir o para ser tu propio banco. La importancia de ahorrar reside en que te hace sentir seguro y te mantiene en el tener. Se dice que la cantidad que siempre hay que tener ahorrada es la que te permita vivir sin trabajar durante un año, y tiene su lógica, porque un año es tiempo suficiente para poner en marcha una nueva actividad económica.
La siguiente cuestión es dónde ahorrar. Todos queremos que nuestro dinero trabaje para nosotros y que una entidad financiera especializada lo mueva para que obtengamos algún beneficio. Es perfectamente lógico querer esto, pero es importante investigar y saber en qué invierte nuestro banco. Hoy día existen entidades. financieras invirtiendo dinero en asuntos bastante turbios, como la fabricación de armas o la prostitución.
Debemos preguntarnos si lo que hace nuestro banco está alineado con lo que queremos para el mundo. Nuevamente, en este aspecto tenemos opciones como la banca ética y transparente. Triodos Bank, Fiare o Coop 57 son algunos de los que yo conozco.
Mío, mío, mío…
La primera infancia está marcada por el egocentrismo. Permitirlo, acompañarlo y no penalizarlo, (por ejemplo, obligando a que comparta cuando no está preparada/o o con una separación temprana de la madre o del adulto de referencia) ayudará a que supere esa etapa y pase a la siguiente. Primero hemos de ser dependientes del amor de la madre (o adulto de referencia) para después ser independientes. El amor y empatía por nuestras necesidades que recibamos es el que después seremos capaces de dar al mundo. Los problemas económicos del mundo actual tienen que ver con el reparto de la riqueza desigual, con la falta de empatía y con el egoísmo. Esto me lleva a pensar que estamos atrapados, como sociedad, en momentos de la primera infancia que no fuimos capaces de superar porque no estábamos preparados y nadie nos acompañó para gestionarlo, es un problema de inmadurez emocional colectivo, me atrevo a decir que en algunos casos de psicopatía. Porque hoy día hay personas tomando decisiones que provocan hambrunas, guerras o desastres sociales como el de Grecia sólo por un aumento de dividendos y porcentajes que realmente son irrelevantes para la vida de la persona que los posee.
Esfuerzo
Por lo que he ido comprobando «ganarse la vida» tiene que ver con el esfuerzo. Hay momentos en los que hay que poner mucha energía en un proyecto, un trabajo, una investigación, una carrera… para superar algunos momentos con éxito. El nacimiento del ser humano ha sido dispuesto tal y como es, por la naturaleza, no por casualidad. Nacer requiere un esfuerzo, una conquista tanto para el/la bebé como para la madre.
Esa conquista y otras como conseguir gatear, andar o hablar, serán referentes de confianza en nuestras capacidades para el resto de nuestra vida.
No digo que vivamos la vida sobreesforzadas, pero sí que cuando nos esforzamos nos llevamos a un nuevo límite, lo que nos hace conocer algo nuevo de nosotras y el resultado de esto es confianza en nosotras y en lo que somos capaces de hacer y ser. Quiero puntualizar que el esfuerzo puede ser equilibrado y sin hacernos daño, me refiero a un tipo de acción que nos hace ir más allá y nos saca de nuestra zona cómoda. El descanso es importante, no podemos sostener un gran esfuerzo mucho tiempo sin que nos pase factura. Superar el límite de lo que creíamos que éramos capaces es enriquecernos por dentro y tiene su traducción en la vida material.
La abundancia se sintoniza
Para sintonizar con la frecuencia de la abundancia es necesario que nos sintamos bien, que hagamos cosas que nos gustan, que vivamos la vida desde el placer, el disfrute y la sensualidad. Para llegar ahí es necesario atravesar ciertas barreras emocionales y madurar.
Si cada día lleno mi vida de lo que no quiero hacer, de compromisos, de qué dirán, qué pensaran,…pierdo libertad y contacto con mis propios deseos. En este punto es donde muchas mujeres estamos estancadas.
Hemos sido educadas para ser serviles y para agradar a los demás. Es fácil reconectar con lo que queremos preguntarnos a diario ¿Qué necesito? ¿Qué quiero yo realmente? Y dar un pequeño o gran paso para darte aquello que quieres.
La sensación de que no somos suficiente, de que nos falta, de que necesitamos más para que nuestra vida sea completa es común en nuestra sociedad. Para vivir en un estado de abundancia es importante aprender a ser feliz con lo que tenemos y administrar bien nuestros recursos. La sensación de seguridad, de libertad o de prosperidad primero se siente dentro. Hay quien tiene todo y no se siente seguro, ni libre, ni próspero.
El dinero es un asunto emocional
A pesar de tener muchos conocimientos hay muchas personas a las que no les funciona. No son capaces de ahorrar, de invertir sabiamente o de generar lo que necesitan. Por eso sé que la relación con el dinero es un asunto emocional. Saber esperar, tener paciencia, ser valiente, gestionar el riesgo, la vergüenza, la culpa y sostener la incertidumbre son competencias emocionales. La sociedad de consumo se basa en las dificultades emocionales para perpetuarse.
No poder manejarnos con estas emociones tiene que ver con la inmadurez, y esos puntos ciegos en los que no somos capaces de madurar tienen que ver con los nudos o traumas que quedaron en nuestro pasado sin expresar porque en el momento en que sucedieron realmente no teníamos los recursos para hacerlo.
Volvemos a la infancia y a la falta de sustento materno. La buena noticia es que ya somos adultas y tenemos recursos, nos tenemos a nosotras mismas y nuestro bagaje de vida. La experiencia nos enseña a confiar en que podemos atravesar las circunstancias y la vida sigue. Nuestro cerebro es plástico, se puede reaprender también emocionalmente. Es posible volver a revisar esa energía estancada de nuestro pasado, revivirla, revisarla y expresarla con llantos y pataleos si es necesario. La diferencia es la conciencia. Vivir estas emociones conscientes de quienes somos y de que estamos a salvo, de que el momento pasó y de que podemos. De esta forma esa emoción sale de nuestras células y libera un estancamiento.
Una vez hayamos trabajado en nosotras mismas, y sin apenas darnos cuenta, nos habremos convertido en personas capaces de reaccionar de manera diferente antes los mismos retos.
Texto escrito por Laura Martínez Hortal y publicado en el número 5 de Gansos Salvajes Magazine
Foto: Romina Farias by unsplash